Wallace Breem no fue un escritor muy prolífico. Para qué negarlo, Alejandro Dumas lo miraría por encima del hombro con el mismo desprecio con que le daría un capón a uno cualquiera de sus setenta y seis negros literarios si este le dijera él también era escritor porque acababa de publicar un libro. Ya me lo imagino respondiéndole: «Estimado amigo, vuelva usted a decírmelo cuando haya publicado al menos cincuenta y entonces hablaremos».
No es el caso de Breem, me temo. Ni falta que hace. Hasta donde he podido averiguar, solo nos dejó tres novelas: El leopardo y la montaña, ambientada en la India del imperio británico; El enviado de Roma, que sitúa la acción en la época del emperador Augusto, en el inicio del imperio romano; y esta que te traigo hoy, El águila en la nieve, que se centra en la defensa del Rin frente a las invasiones de los pueblos bárbaros. Está claro que a Breem le tiraba la parafernalia imperial más que el té a una lady victoriana. Y me alegro mucho, porque pocos han sido capaces de reflejar tan bien la mentalidad y las contradicciones de los imperios. Por cierto, las tres han sido publicadas en castellano por Alamut...
El contexto
Te pongo en situación. A principios del siglo V, el imperio romano está viviendo sus últimos años. Las tierras del norte y este de Europa sufren la invasión de un pueblo de terrible y bien ganada fama, los hunos, nómadas de origen mongol, extraordinarios jinetes y brillantes estrategas que, en su avance hacia el oeste van derrotando a cuantos pueblos se encuentran: visigodos, vándalos, alanos...
Las tierras del norte y este de Europa sufren la invasión de un pueblo de terrible y bien ganada fama, los hunos, nómadas de origen mongol, extraordinarios jinetes y brillantes estrategas.
Ante su fuerza militar, los pueblos del centro de Europa no se lo piensan mucho y abandonan sus tierras, lo que demuestra que eran mucho más sensatos de lo que dicen por ahí. Aunque algunos se llamaran vándalos, que angelotes tampoco debían de ser. Pero ponte en su lugar: imagínate si una mañana cualquiera sales de tu choza, donde están tu mujer y tus churumbeles, y mientras estás estirándote un poco ves frente a ti a toda la parentela de Atila a caballo y con cara de querer darte los buenos días a su manera. Para invitarles a desayunar, vamos.
Empujados cada vez más hacia el oeste, vándalos, alanos y demás amigotes terminaron por toparse con una barrera durante siglos infranqueable: el río Rin (bueno, por entonces le llamaban Rhenus, al menos los romanos), el limes germánico, límite septentrional del imperio romano. Tras mil años de dominación, Roma se ha convertido en el símbolo de la civilización, la cultura, la estabilidad y la riqueza (y también de todos esos placeres prohibidos que convierten a un imperio en civilizado, a las pruebas me remito). Y los pueblos germanos necesitan desesperadamente traspasar la frontera de Roma para escapar de los hunos y encontrar nuevas tierras en las que vivir.
El argumento
El águila en la nieve cuenta la heroica defensa del limes del Rin por parte de una sola legión frente a una coalición de suevos, vándalos, alanos y otros pueblos. Sí, la famosa invasión bárbara del año 406... así que ya sabes cómo termina. Pero te va a dar igual, porque, como sucede en las mejores novelas, lo importante en este caso no es saber cómo acaba, sino dejarse llevar por el autor, meterse en la piel de los personajes y, mientras dura la lectura, ser capaz de ver el mundo como lo veían las gentes de la época. Y eso Wallace Breem lo borda. Como, me viene a la cabeza ahora, también lo borda George Orwell en una de sus novelas menos conocidas, Los días de Birmania, que ya reseñé en este bloc.
Lo importante en este caso no es saber cómo acaba, sino dejarse llevar por el autor, meterse en la piel de los personajes y, mientras dura la lectura, ser capaz de ver el mundo como lo veían las gentes de la época.
Escrita en primera persona, El águila en la nieve se centra en la figura del general Paulino Gayo Máximo, quien, al mando de una única legión, la XX Valeria Victrix, consiguió frenar durante años el avance de los germanos, una horda de varios cientos de miles de bárbaros, en un enfrentamiento épico.
La crítica
Acostumbrados a novelas que se centran en los años de esplendor de Roma, El águila en la nieve (que, por cierto, está considerada como «la mejor novela histórica ambientada en la época de la caída del Imperio romano», es una historia crepuscular que consigue que nos identifiquemos con la angustia, el coraje y el heroísmo de unos soldados abandonados a su suerte, enfrentados al desmoronamiento de cuanto han conocido y a la incertidumbre del futuro. Para ellos, Roma es una entidad casi mitológica envuelta en la leyenda de las grandezas pasadas, una ciudad que jamás han visto, el símbolo de la civilización frente a la barbarie.
No te esperes una novela repleta de acción desde la primera página: no estamos ante un thriller que busque mantener atado al lector a base de cliffhangers y demás trucos baratos tan al uso (situaciones del tipo: «Y entonces, Pete McCallan abrió la carta que le iba a cambiar la vida». Fin del capítulo. Y, por supuesto, en el siguiente McCallan lee la carta... y no le cambia nada. Pero ya has seguido leyendo. ¿Te suena?).
El águila en la nieve está llena de acción (qué menos contando lo que cuenta), pero la elección del punto de vista en primera persona nos permite un acercamiento mucho más intimista y subjetivo a la historia, algo que va en detrimento de la intensidad, sobre todo en la primera parte, pero que a cambio nos va atrapando con la personalidad del protagonista, el último general, un hombre recio y honesto que se expresa con la simplicidad de un soldado. El resultado merece la pena. El águila en la nieve es una novela magistral, profundamente humana, que describe con viveza un momento histórico decisivo y que nos permite imaginar cómo fueron aquellos últimos años del mayor imperio que la humanidad había conocido hasta entonces. Salvando quizá a los chinos (no me he traído la cinta métrica, disculpad).
El águila en la nieve es una novela magistral, profundamente humana, que describe con viveza un momento histórico decisivo y que nos permite imaginar cómo fueron aquellos últimos años del mayor imperio que la humanidad había conocido hasta entonces.
¿La has leído? ¿Qué novelas sobre Roma te han gustado?
¡Espera, no te vayas todavía! ¿Te ha interesado este artículo? Regístrate aquí para recibir las próximas entradas y novedades en tu correo.
|