Cada época crea sus propios mitos. Cuando era joven, allá por los inicios del Paleolítico, devorábamos libros de aventuras en gran escala, como probablemente siguen haciendo muchos chavales de hoy entre juego de ordenador y juego de ordenador. Los nuestros eran de piratas, de exploradores perdidos en la jungla, de tesoros escondidos y de cabalgatas a lomos de camello por el desierto. O de exploraciones submarinas, de la mano de Nemo y afines. En fin, puedes hacerte una idea más apropiada de a cuáles me refiero si le echas un vistazo a Mis 15 novelas de aventuras imprescindibles.
Hoy los gustos han cambiado, claro, y las chicas y los chicos prefieren ser agente secreto antes que explorador, que ya está todo descubierto con tanto Google Maps, y traficante de drogas a simple pirata. O esa impresión tengo, vete tú a saber.
El caso es que hace unos meses, con la intención de descubrir qué novelas de aventuras leen hoy los más jóvenes, me puse a la tarea de devorar todas las que caían en mi mano. De la experiencia he sacado algunas apreciaciones:
- que hay cosas infumables, pastiches repletos de tópicos tan capaces de avivar la imaginación como una mosca tsé-tsé de mantenerte despierto;
- que escribir una novela de aventuras juvenil (buena, se sobreentiende) es mucho más difícil de lo que parece;
- y que hay algunos escritores que lo bordan, tanto que sus libros se disfrutan al margen de la edad que tengas.
Uno de esos escritores es el autor de la magnífica serie que os traigo: «Cherub», de Robert Muchamore.
La idea de «Cherub» es de esas que enganchan desde el principio. Me engancha a mí, no solo a un chaval de doce o catorce años. Y a ti seguramente también: Cherub, «Querubín», es una organización ultrasecreta del gobierno británico que se dedica al espionaje... y que está integrada por jóvenes de entre doce y diecisiete años. Niños y adolescentes huérfanos que son reclutados por sus cualidades y su inteligencia, que se van a vivir a un campus secreto y que son duramente entrenados durante meses para convertirlos en los mejores agentes secretos.
¿Y todo esto por qué? Pues la razón es de las que convencen: dime, si fueras un traficante de drogas o un malo malísimo cualquiera y tuvieras miedo de que la policía infiltrara a uno de los suyos en tu organización, ¿desconfiarías de ese chiquillo tan simpático de catorce años que se ha hecho amigo de tu hijo? Pues eso...
Si fueras un traficante de drogas o un malo malísimo cualquiera y tuvieras miedo de que la policía infiltrara a uno de los suyos en tu organización, ¿desconfiarías de ese chiquillo tan simpático de catorce años que se ha hecho amigo de tu hijo?
El resultado es una serie de inmenso éxito en el mercado anglosajón, donde van un montón de títulos publicados. Y no me extraña, porque me lo he pasado de miedo leyéndolos. Son libros de pura acción, de lectura rápica y adictiva, que además tocan temas comprometidos, como el tráfico de drogas, el maltrato animal o la manipulación de las sectas, y lo hacen sin dogmatismos, con valentía. Sin olvidar los típicos problemas de la adolescencia: las relaciones, la rebeldía...
Lo que no entiendo es que en España solo se hayan publicado los seis primeros, que son los que hoy te traigo. Y que, por cierto, son difíciles de encontrar, así que si te interesan sigue los enlaces y no los dejes pasar.
Misión 1. Entrenamiento básico
Un delincuente nunca le abriría la puerta a un adulto desconocido, y sin embargo permite que sus hijos inviten a amigos que se mueven libremente por toda la casa.
Lo que menos imagina el delincuente es que uno de los chicos ha colocado micrófonos ocultos en todas las habitaciones, ha hecho copias de los archivos de su ordenador y ha robado su agenda personal.
El chico trabaja para Cherub, una unidad muy especial de los servicios secretos. Creada después de la Segunda Guerra Mundial, actualmente cuenta con más de 250 jóvenes agentes, con edades comprendidas entre los diez y los diecisiete años, y desarrolla una arriesgada actividad para preservar la seguridad mundial. La razón de su existencia sigue siendo la misma que motivó su creación: los adultos nunca sospecharán que unos chicos tan jóvenes puedan vigilarlos muy de cerca y frustrar sus planes delictivos. Por supuesto, a efectos oficiales, estos chicos no existen.
Misión 2. El traficante
James Adams, uno de los jóvenes agentes mejor preparados, participa en una peligrosa misión destinada a atrapar al traficante de cocaína más poderoso del Reino Unido. Sin embargo, para culminar con éxito esta difícil empresa no le bastará con valerse de las técnicas y métodos aprendidos en su duro entrenamiento, sino que le hará falta ese plus de valor y audacia que distingue a los grandes espías. El chico trabaja para Cherub, una unidad muy especial de los servicios secretos. Segunda entrega de la serie que ha causado furor en los jóvenes lectores del Reino Unido y otros países, además de ser premiada con el Red House Childrens Book Award.
Misión 3. Máxima seguridad
Durante años, Cherub ha metido entre rejas a muchos delincuentes. Ahora, por primera vez, se propone sacar a uno… Condenados como adultos por haber cometido un delito grave, casi trescientos chicos delincuentes se hacinan en la terrible prisión de Arizona Max, en medio de un desierto calcinado por el sol. James Adams es uno de los agentes más respetados de Cherub y, aunque tiene la mala costumbre de meterse en líos, ha sido elegido para llevar a cabo esta misión de alto riesgo: ingresar en Arizona Max, trabar amistad con un interno y sacarlo de allí…
Misión 4. Caída libre
Cuando un delincuente de poca monta se hace con una gran fortuna en breve tiempo, las autoridades deciden indagar la procedencia del dinero. Para ello requieren los servicios de Cherub, que asigna a James Adams una misión de rutina: trabar amistad con el hijo del sospechoso e infiltrarse en su casa para reunir pruebas inculpatorias. Pero el caso no es tan sencillo como parece. Sus siniestras ramificaciones podrían salpicar a la propia policía, y un introvertido muchacho de dieciocho años, muerto en circunstancias misteriosas, podría ser la clave para echar el guante a los culpables.
Misión 5. Los supervivientes
Cuando Cherub descubre un vínculo secreto entre la organización ecoterrorista Ayuda a la Tierra y la secta de los Supervivientes —un grupo de fanáticos obsesionados con refundar la civilización humana—, James Adams y otros jóvenes agentes son enviados a Australia para infiltrarse en el cuartel general de la secta y desbaratar sus nefastos planes.
Misión 6. Animales en peligro
Todos los días, cientos de animales mueren en experimentos de laboratorio. Algunos sostienen que esto es necesario para que la ciencia progrese, otros lo consideran una crueldad innecesaria y degradante. Pero existe una minoría que, curiosamente, está dispuesta a utilizar la violencia para impedir que se siga maltratando a los animales. Contra esta peculiar clase de terrorismo se enfrentan ahora los jóvenes agentes de Cherub. Y como el tiempo apremia, los dilemas éticos que plantea el asunto han de postergarse: lo fundamental es evitar una catástrofe de proporciones dantescas y una riada de víctimas inocentes.
Hasta aquí hemos llegado... por ahora. ¡A ver si sacan más títulos! Si es que nos dejan a medias... (y, aun así, merece la pena leer los que ya se han publicado, tanto si los quieres para ti como para tus hijos: ¡les van a encantar!).
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