Xabier Quiroga me atrae como escritor desde que leí su Atuado na braña, una lograda novela muy gallega (de la que, me temo, no hay traducción al castellano) que ahonda en una temática que durante mucho tiempo se ha silenciado: los guerrilleros que tras perder la guerra civil se «echaron al monte» para huir de la represión franquista y defender, como podían, la extinta República. Y digo «muy gallega» porque esa es la sensación con la que me quedé: con la de que Quiroga refleja con acierto la idiosincracia de la gente de esta tierra, nuestra visión del mundo e incluso, por qué no, nuestra particular forma de enfrentarnos a la corrupción.
Con esos precedentes, llevaban tiempo rondándome las ganas de ponerme con la novela que hoy traigo, La casa del nazi, de la que había oído mucho y bueno. El tema es tan poco conocido como jugoso: la presencia de los nazis en Galicia y la utilización de los monasterios gallegos, durante la postguerra, como escondrijos para los nazis que huían tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Interesante, ¿verdad?
El Fiscal Superior de Justicia de Galicia recibe un paquete que contiene, además de una carpeta con noticias de varias muertes sin relación aparente, una novela. A partir de ahí se van alternado varios fragmentos argumentales: la confesión de un anciano que trabajó en un pazo gallego en el que se invitaba a nazis, una dramática historia de represión del pasado (situada en la postguerra, con la presencia de nazis en la Ribera Sacra) y, la novela, una narración de la actualidad, en primera persona y por el verdadero protagonista, un atrevido taxista, investigador en los ratos libres, que acepta el encargo de un conocido político y empresario para desentrañar un supuesto pasado nazi con el que sus enemigos pueden relacionarlo, pues acaba de recibir una carta desde Argentina de un miembro del Centro Simon Wiesenthal, la organización para la localización de nazis.
De esta manera comienza, además de una intensa y atractiva búsqueda por la geografía física y humana de Galicia, una peligrosa investigación sobre uno de los hechos históricos más intrigantes y ocultos de nuestra posguerra: la misteriosa «Ruta de las Ratas» a su paso por el noroeste de la península ibérica y que, desde Vigo, los llevaba hasta el refugio nazi en Sudamérica.
El hilo conductor de la novela son las investigaciones de un peculiar taxista, Pepe Reina, al que contrata un poderoso político de derechas cuando este recibe un paquete que le relaciona de forma vaga con la posible presencia nazi en Galicia. Sorprendido por tales acusaciones, y para tratar de adelantarse a una posible denuncia pública que le perjudique, el político de marras, Manuel Varela Arias, encarga a Reina que averigue qué se esconde tras tan extraña acusación.
Este es el punto de partida de una novela de acción, a medio camino entre el thriller y la literatura negra, aunque con una fuerte carga histórica. Una novela que va saltando de la postguerra a la actualidad, de la prepotencia y los crímenes de los vencedores a la tensión social de un país sumergido en la crisis económica que acabamos de padecer, del fascismo descarnado al malabarismo dogmático de sus herederos políticos en la actualidad.
Y que, mientras lo hace, mientras salta del pasado al presente, va ganando en intensidad y va sumergiendo al lector con acierto en los desvelos de sus protagonistas. A pesar de algún que otro tufillo rancio, de macho desvelado por las hembras, de vividor que se me antoja de otra época, Pepe Reina es un personaje interesante y atractivo, uno de esos hurones capaces de meterse en la madriguera más escondida, literalmente, con tal de cazar a su presa.
Que no es otra que la presencia nazi en Galicia, una de esas realidades silenciadas durante décadas que la novela desvela con acierto: cómo se estableció un pacto de silencio entre los poderes del Estado franquista y la Iglesia católica para esconder a los que habían sido sus aliados. Evidentemente estamos ante una novela, una trama ficticia, por tanto, pero bien documentada y que formula escenarios plausibles.
Y, sobre todo, que invita al curioso a seguir investigando, que despierta el interés del lector. Mérito añadido para una entretenida novela que te mantendrá en vilo hasta el final.
Dime, ¿conocías a Xabier Quiroga, has leído algo de él?
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