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Hace poco más de un mes te presenté la serie Historias para disfrutar con la historia, ¿te acuerdas? ¿No? A ver, haz memoria, ¿algo de ficción histórica?... Está bien, calamidad, te refresco eso que tienes entre las orejas, que ya sé que andas a cien cosas a la vez.
Se trata de una serie de relatos novelados sobre episodios fundamentales de la historia, aquellos que hicieron que el rumbo de los acontecimientos cambiara: descubrimientos, batallas, obras de arte, inventos, ideas filosóficas... Textos breves que nos acercan a este o aquel suceso y que sirven para cogerle el gusto, comprender su trascendencia y, sobre todo, disfrutar con la historia. ¿Ya te acuerdas? Pues vamos con la segunda entrega...
Cuando la novela histórica se cruza con la negra: «El ritual de las doncellas», de José Calvo Poyato
- Categoría: Reseñas históricas
¿Conoces al bueno de fray Cadfael, el monje galés del siglo XII creado por Ellis Peters y que es un hacha a la hora de descifrar misterios, resolver crímenes y averiguar dónde diantres se perdieron las tijeras de las uñas?
Hace años que los leí, pero todavía recuerdo lo entretenidos que eran: misterios complicados, un personaje sagaz, el ambiente de un monasterio medieval... Una delicia de lectura para pasar una tarde agradable.
Hasta donde sé, fray Cadfael fue el primero de una larga serie de detectives embutidos en novelas históricas que han terminado por crear un subgénero de lo más apetecible: la novela negra histórica (o de ambientación histórica).
Y aquí es donde entran Capablanca y su fiel Watson, fray Hortensio, los detectives protagonistas de El ritual de las doncellas. En mi supina ignorancia, no había leído nada hasta el momento de José Calvo Poyato, pese a que la lista de sus obras publicadas es más larga que la de la compra a la vuelta del verano. Si es que no tengo perdón.
El ritual de las doncellas es la segunda entrega de la serie del detective Capablanca. La primera es El manuscrito de Calderón, ambientado en el Madrid de los Austrias. Si eres de los que no soportan el desorden, ya sabes por dónde empezar. Yo lo soy (solo un poquito, eh), pero como no tenía ni idea de que el de las doncellas no era el primero me puse con él y no tuve en ningún momento la sensación de que me faltaran datos. Así que tanto monta.
- Categoría: Reseñas históricas
Hace una década, en la casa común de la novela histórica española dabas una palmada y se escuchaba el eco. Hoy parece una colmena en primavera, repleta de gordos zánganos, excitadas larvas asomándose por primera vez al exterior, mucha laboriosa abeja cargada de miel y alguna que otra reinona que no para de bostezar (y no, no miro para nadie...).
Sí, la novela histórica española está de moda: vivimos una verdadera eclosión de autores patrios. Lo cual está muy bien, aunque nos obligue a hacernos sitio a codazos: nos reconocemos en las ferias por los moratones en los ojos y las marcas de dientes en los brazos. Tantos somos que, por mucho que te apasione el género, resulta imposible seguirnos la pista, cuánto más leernos, especialmente con todo esto de la autopublicación y la erupción de pequeñas editoriales (y lo de erupción no va con segundas. Creo).
A estas alturas supongo que ya te habrás dado cuenta de que las grandes editoriales no tienen la exclusiva de la calidad (y si lo acabas de descubrir, no te preocupes: es como lo de los Reyes Magos, una decepción al enterarte pero una liberación después, cuando te das cuenta de que tus padres son mucho más manipulables que los reyes esos de marrras).
De hecho, las grandes editoriales apuestan cada vez con más frecuencia por obras claramente mediocres pero que consideran «populares», lo que en su boca significa «estilo muy sencillo y rápido de leer» (y estoy citando textualmente a alguien muy relacionado con estas editoriales). No voy a hacer sangre, que me desmayo.
- Categoría: Mundos literarios
Que a Pablo Núñez le tira la historia más que un plato de percebes a un madrileño de turismo por Galicia es una evidencia irrefutable, ahí están sus novelas Las hijas del César y Ladrones de historia para demostrarlo. (Bueno, y la foto que acompaña esta entrevista un poco más abajo también ayuda lo suyo, para qué negarlo).
Tras unos años de descanso, el autor lucense vuelve a la carga con una apuesta a lo grande: Juego de reinas, una novela histórica publicada por Edhasa y ambientada en el mundo celta, tanto en Galicia como en Inglaterra. Con esos mimbres, celtas e historia de Galicia en la misma frase, está claro que no podía resistirme a entrevistarlo...
P. Tras siete años haciéndonos esperar, por fin nueva novela y en una editorial de lujo especializada en novela histórica de calidad. Celtas, druidas, Galicia... La pinta no puede ser mejor. ¿De qué va Juego de reinas?
R. Es la aventura de dos niñas obligadas a separase cuando su padre, el rey de Erin, pierde la corona ante su mayor enemigo. Además de ordenar el asesinato de su esposa, el vencedor humilla al vencido y lo destierra junto a una de sus hijas, pero obliga a la otra a quedarse con él. Las pequeñas se convierten en guerreras fuertes e intrépidas, pero jamás olvidarán lo sucedido en el Salón del Trono.
P. ¿Cuál es el origen de la novela? ¿Se basa en hechos reales?
R. Comencé a diseñarla tras publicar Las hijas del César. Muchos lectores me mostraron su sorpresa por la parte celta o castreña, más acostumbrados a Roma y su herencia. Decidí volver a trabajar en esta época, incluso antes de la llegada del Imperio a Gallaecia. Respetando lo máximo posible la historia y los escenarios que se encontrará el lector, pero dando un protagonismo importante a la leyenda, al mito. Al fin y al cabo, forman parte de la historia.
- Categoría: Reseñas históricas
Reconozco que no había leído nada de Emilio Calderón ni tenía ninguna referencia sobre sus libros. Y esto, por una vez, es bueno porque me ha permitido enfrentarme a esta novela con los ojos, las manos y las orejas tan limpitos como cuando me los restregaba mi madre.
(¡Ah, qué tiempos aquellos, el dulce tacto del estropajo aplicado con suma delicadeza mientras te repetía al oído palabras de amor de esas que solo dice una madre: «¡Te voy a sacar toda la mugre de una vez, guarro, que eres un guarro, que me estás volviendo loca!»).
Me desvío del tema. A lo que iba. Me he enfrentado a El judío de Shanghai sin prejuicios, y me alegro, porque ha supuesto una agradable sorpresa. Pero antes de nada la sinopsis, para que te sitúes un poco.
Corre el año 1943 y el ejército japonés, que controla la ciudad de Shanghai en su totalidad, establece el único gueto judío del mundo que no está en manos de los nazis. Leon y Norah Blumenthal, un matrimonio de judíos llegados a Shanghai en 1939, cuando la ciudad era puerto franco y aún conservaba intacta toda su fascinación, son recluidos en esta «área determinada para apátridas». Sin embargo, no todo está perdido, puesto que cuentan con la ayuda del cónsul de España en Shanghai, el doctor Martín Niboli, que deberá enfrentarse al coronel Fukuda, el jefe de la policía secreta japonesa, y de Nube Perfumada, una antigua esclava sexual del ejército japonés.
Así pues, novela histórica ambientada en un período y unos paisajes muy poco habituales para nosotros, eurocentristas irreductibles que apenas sabemos de Asia que es un continente y que está en alguna parte por ahí, por la derecha, hacia el fondo. Sin embargo, Shanghai es una ciudad milenaria y la más poblada de China en la actualidad.