Serie «América Indómita. Rebeldes, resistentes y marginales»

• Guarocuya. El taíno que derrotó al Imperio español
• Los otros Guarocuyas. Rebeldes en las islas del Caribe

Pese a lo que hoy es creencia común, los indígenas de las islas de las Antillas no se dejaron conquistar por los españoles sin presentar resistencia. Pasados los primeros momentos de asombro y confusión, los taínos y los caribes se alzaron en armas para defender su tierra de aquellos extranjeros llegados del otro lado del mar. Fue una lucha breve y desigual, condenada al fracaso de antemano debido a la enorme disparidad de armamentos y voluntades, que terminó con el sometimiento y, muy pronto, la desaparición de todo un mundo. 

Pero en esta lucha por la supervivencia hubo episodios memorables y personajes sorprendentes, hoy completamente desconocidos en España, que pusieron en jaque al Imperio, hasta el punto de que este no tuvo más remedio que ceder. Uno de estos episodios, en realidad una guerra de baja intensidad y larga duración, es la protagonizada por Guarocuya, hijo, nieto y sobrino de caciques, nacido tras la conquista, que vio de niño cómo se desmoronaba su mundo. Hasta que, desesperado por las vejaciones a que estaba siendo sometida su gente, se alzó en armas contra España.

Contra todo pronóstico, Guarocuya fue capaz de mantener en vilo durante casi tres lustros a los mismos españoles cuyos ejércitos estaban conquistando el mundo. Una gesta digna de ser recordada, como todas las luchas que enfrentan a los pequeños contra los grandes, a los débiles contra los poderosos del mundo.

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Este segundo volumen está dedicado a la resistencia de los últimos emperadores incas. Tras la caída de Atahualpa en Cajamarca y la conquista de Cuzco por Francisco Pizarro, el inca Túpac Amaru encabezó la marcha de su pueblo hacia la última provincia de su Imperio que quedaba libre: el Antisuyu, que se extendía al este de las cumbres andinas, por un territorio inhóspito y selvático. Ahí, en lo más profundo de la maraña vegetal del Amazonas, creó un reino neoinca para resistir frente al invasor: Vilcabamba.

Durante varias décadas, Vilcabamba fue la base de partida y el refugio de los guerreros incas que se empeñaron en una verdadera guerra de guerrillas contra el invasor de su antiguo Imperio, ahora convertido en virreinato del Perú. Y fue también la última esperanza de un pueblo, el último lugar en el que podían orar a sus dioses y sentirse libres mientras todo lo que habían conocido se desmoronaba.

Hoy pocos han oído hablar del reino neoinca de Vilcabamba: la historia la escriben los vencedores y a estos no les gusta hablar de sus derrotas. Pero Vilcabamba existió, y fue un soplo de coraje y valor en tiempos muy oscuros. Esta es su historia.

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