Portada de El guerrero a la sombra del cerezo, de David B. Gil

Hay novelas que llevan la épica en los genes. Novelas cuyas palabras parecen forjadas en batallas imposibles, pulidas una y otra vez hasta convertirse en dagas de filos aguzados. Esta es una de ellas, y no solo por la historia que cuenta, sino por el recorrido que ha seguido hasta llegar a ti. Y es que estás ante uno de esos libros que se van abriendo paso a codazos, luchando contra los elementos gracias al boca a oreja de sus lectores.

El guerrero a la sombra del cerezo es la primera novela del periodista gaditano David B. Gil. Tras terminarla siguió el proceso habitual (al menos el habitual hasta ahora, que el panorama está dándose la vuelta a gran velocidad): la envió a varias editoriales... que mostraron el mismo interés por ella que las hormigas por la Luna.

Cansado de rechazos, David decidió probar suerte en Amazon. Y entonces se llevó la sorpresa de su vida. La novela comenzó a destacar entre otras miles gracias a su calidad, reflejada en centenares de comentarios de los lectores (363 en el momento en que escribo esto, con una nota media de 4,7 sobre 5. ¡Con lo que cuesta arrancar un comentario a un lector, aunque le guste lo que acaba de leer!) y se aupó a los primeros puestos del Top 10 de Amazon.

Con tal estímulo, David decidió presentarse al Premio Hislibris de Novela Histórica. A poco que estés al tanto de lo que se cuece en novela histórica sabrás de sobra lo exigentes que son los lectores de Hislibris, un referente de calidad. Pues bien: El guerrero a la sombra del cerezo se llevó para casa el premio al mejor autor novel de 2015. Poco después, la novela quedó finalista del Premio Fernando Lara de Planeta... y ya sabemos todos que en estos premios el verdadero ganador es el finalista (¿No lo sabías? ¡No me digas que acabo de desvelarte que los Reyes Magos son los padres!).

Fue entonces cuando Suma de Letras se fijó en la novela y decidió publicarla. (Después de todo, parece que algunas hormigas tienen alma de poeta y sí se fijan en la Luna...). Así ha llegado El guerrero a la sombra del cerezo hasta ti: como ves, una trayectoria de proporciones épicas, una de esas batallas contra el gigante que terminan con el pobre campesino convertido, sin pretenderlo, en paladín. David contra Goliat, vamos. Y nunca mejor dicho. ¡Con lo que nos gustan las historias de superación!

A estas alturas de la reseña ya te habrás imaginado que si El guerrero a la sombra del cerezo ha triunfado no es por pura casualidad. Ni mucho menos. Te cuento de qué va para que acabes de situarte.

 

Seizô Ikeda, último descendiente de la casa regente de la provincia de Izumo, queda huérfano tras una noche aciaga en la que su familia es asesinada y el castillo de su clan quemado hasta los cimientos. Con apenas nueve años se ve obligado a convertirse en un exiliado en su propia tierra, un prófugo al cuidado de Kenzaburô Arima, último samurái con vida del ejército de su padre. Su huida es, al mismo tiempo, el primer paso en un camino de venganza de consecuencias imprevisibles.

En la otra punta del país, Ekei Inafune, un médico repudiado por aplicar las artes aprendidas entre los bárbaros llegados de Occidente, se ve inmerso en una conspiración que puede acabar con la paz recién instaurada por el nuevo shogún, Ieyasu Tokugawa. Una paz que debe poner fin a más de dos siglos de guerra civil.

Ambos recorren las cenizas de un Japón apenas pacificado en el que las conspiraciones, la venganza y la ambición de los señores samuráis amenazan con quebrar un frágil equilibrio. Dos vidas que se entrelazan a lo largo del tiempo, hasta confluir en un momento decisivo.

 

Apetecible, ¿verdad? Pues ya verás cuando empieces a leerla. Dos historias, la del médico Ekei Inafume y la de Seizô Ikeda, que discurren paralelas durante buena parte de la novela, una como contrapunto de la otra, ambas igualmente atractivas y absorbentes. Si la del médico Ekei atrae por su personalidad y la extraña función que desempeña en la casa en la que está alojado (y que, evidentemente, no te voy a desvelar), la de Seizô sobresale por el proceso de aprendizaje al que se ve sometido, tan duro como fascinante.

Dos historias, la del médico Ekei Inafume y la de Seizô Ikeda, que discurren paralelas durante buena parte de la novela, una como contrapunto de la otra, ambas igualmente atractivas y absorbentes.

Aventura, intriga, personajes bien construidos, enfrentamientos épicos y tensión dramática, todo en un mundo tan exótico como bien reflejado. Sin duda, detrás de la novela hay una intensa labor de documentación, pero David B. Gil es capaz de dosificar la medida justa para que nos formemos una completa visión del mundo en el que se desarrolla la acción sin que pesen los datos. Y el final, ya te lo advierto, no decepciona.

Concluyendo: si te gustan las novelas históricas de aventuras y te apasiona la épica, corre a tu librería más cercana y hazte con un ejemplar. Porque tras leerla dejarás de pensar que la mayor parte de los comentarios sobre libros en las redes sociales y las librerías online están manipulados. Cuando tantos lectores coinciden, y de forma tan clamorosa, por algo será...

Por cierto, si quieres comentarle algo al autor, aquí tienes su escondrijo en Facebook y en Twitter. Para que no te canses mucho buscándolo, que estás hecho un vago.  

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