Tras repasar la literatura de África y la India, llega el turno de Japón, el país de los cerezos en flor, las geishas y los samuráis. Y de mucho, muchísimo más, como comprobarás si haces caso de las recomendaciones literarias de hoy.
Si piensas en Japón, seguro que te vienen a la cabeza unas cuantas novelas históricas, como Shogún o El guerrero a la sombra del cerezo, la primera de James Clavell y la segunda de David B. Gil. Ambas extraordinarias, pero ninguna de un escritor japonés. Sin embargo, la literatura japonesa es tan abundante como excelente, y ha dado al mundo magníficos autores, algunos, como Murakami, sobradamente conocidos.
Otros, sin embargo, son mucho menos conocidos o completamente ignorados por estas tierras, pese a que ofrecen una visión tan original como vibrante de un país y una cultura únicas en el mundo.
Esta semana he realizado una selección de libros de escritores japoneses, casi todos novelas (aunque también hay algún libro de relatos) que hablan sobre Japón. Libros que rascan la superficie y hurgan bajo la piel, que retroceden al pasado y que retratan la sociedad contemporánea. Libros que dejan en evidencia una sensibilidad y una forma de estar en el mundo muy diferentes a nuestras percepciones occidentales. Obras magníficas, que atrapan por sí mismas y que son capaces de romper el velo del Japón. Si te atrae este país, aquí tienes una lista de diez novelas de autores japoneses que te seducirán.
El jardín del samurái, de Gail Tsukiyama
En vísperas de las Segunda Guerra Mundial, el joven Stephen es enviado a la casa de su familia, en Japón, para recuperarse de una tuberculosis. Allí descansará, nadará en las sanas aguas del mar y pintará bajo la brillante luz que baña la costa. Estará en un ambiente tranquilo y solitario hasta el encuentro con cuatro residentes locales: una hermosa joven japonesa y tres personas de edad más avanzada.
Lo que surge a continuación es una narración a un tiempo clásica y extraordinariamente singular. El joven protagonista tendrá su propia aventura existencial, pero será el desliegue de la historia de Matsu, Sachi y Kenzo lo que atraerá la atención y lo que el lector recordará al terminar las páginas de este apasionante libro.
Con las líneas narrativas claras, sencillas y deslumbrantes del mejor arte oriental, Tsukiyama ha creado una pequeña y conmovedora obra maestra. La crítica norteamericana ha alabado a Gail Tsukiyama por sus vívidos personajes y su prosa cristalina. Los críticos europeos han aclamado la exquisita belleza de los serenos ambientes que describe. Pero, sobre todo, son los lectores de todo el mundo quienes están disfrutando con este libro, al hallarse en manos de una fuerte narradora, poseedora de la sabiduría y el corazón cálido de un alma antigua.
Kitchen, de Banana Yoshimoto
Cuando se le muere la abuela, la jovencísima Mikage queda absolutamente sola en una casa demasiado grande y se refugia en la cocina, pues solo en ella se siente a salvo («El lugar donde mejor se duerme es en la nevera», confiesa).
Pero un día «ocurre un milagro»: Yuichi, «un chico simpático», llama a la puerta de Mikage y le sugiere que vaya a vivir a su casa, con su madre Eriko. Pero esta hermosa y acogedora mujer no es una mujer: es un hombre que pasó a ser mujer cuando la verdadera madre de Yuichi perdió la vida.
Esta fábula, que se desarrolla entre ordenadores, electrodomésticos y sobre todo alimentos y guisos, pero también entre sentimientos de amor, amistad y complicidad, es en realidad una historia terrible, en que la soledad y la aridez emocional quedan, como por «milagro», mitigados por la inmensa sabiduría de otro mundo ancestral, afortunadamente aún latente, aún perceptible.
Silencio, de Shûsaku Endô
Silencio, que al publicarse por primera vez en el Japón fue motivo de apasionadas controversias, obtuvo el prestigioso Premio Tanizaki, fue considerada la mejor novela del año y en poco tiempo había vendido dos millones de ejemplares.
Hoy es considerada no solo la novela más importante de Endo, sino también una pieza fundamental para explicar ciertos caminos emprendidos por la narrativa japonesa de nuestros días.
Silencio narra con singular vigor el trabajoso intento de los misioneros extranjeros por cristianizar el Japón del siglo XVII, una empresa por la que son perseguidos y torturados y la fuerza de su fe se ve enfrentada a las más duras pruebas que puedan imaginarse.
Al hilo de una aventura apasionante, durante la cual los más diversos personajes van cobrando vida y solidez ante los ojos del lector, Endô nos invita a plantearnos algunas de las cuestiones que más han preocupado al hombre a lo largo de la historia, y lo hace con tal lucidez, elegancia y aparente facilidad que resulta difícil no convertir la lectura en una cuestión personal. Silencio es una de esas poco frecuentes obras que, además de atrapar al lector y mantener su interés desde la primera página, siguen ocupando su mente mucho después de cerrar el libro.
Hotel Iris, de Yoko Ogawa
Mari, una muchacha de diecisiete años que ayuda a su madre en la gestión de un modesto hotel familiar cerca de la playa, escucha una noche los gritos de una mujer que sale medio desnuda de una de las habitaciones imprecando a un misterioso hombre de avanzada edad. Este, imperturbable, la manda callar con unas palabras tajantes. La autoridad con que las pronuncia tiene el efecto de un hechizo en la joven, que se siente inmediata e irresistiblemente atraída por él.
Algunos días después, lo encuentra por casualidad y siente la necesidad de seguirlo. El hombre es un traductor del ruso con un pasado oscuro. Su mujer murió en circunstancias extrañas y vive en una solitaria villa de una isla casi desierta. A partir de ese encuentro nace entre ellos una turbia relación. La casa del hombre se convierte en un inquietante lugar de transgresión íntima.
Yoko Ogawa, una de las novelistas más leídas en Japón, se adentra esta vez en el oscuro territorio de la psicología sexual, que, como les ocurre a los personajes del libro, perturba y atrae o bien provoca repulsión en el lector.
La espada de bambú, de Shuhei Fujisawa
Japón 1603. Tras su victoria en la batalla de Sekigahara, Tokugawa Ieyasu es nombrado sogún por el emperador. Su mandato será un periodo de agitación política lleno de intrigas, rivalidad y traiciones, pero logrará instaurar una paz que durará más de doscientos años.
Los samuráis, todavía valorados por su destreza en el manejo de la espada, ocupan una posición social superior a la de los campesinos y comerciantes. Sin batallas en las que combatir, sin embargo, estos guerreros profesionales luchan por preservar su honor y el sentido de su existencia. En este contexto, los ocasionales lances con la espada, motivados por las conspiraciones y las enemistades, contrastan con sus esfuerzos por incorporarse a la vida cotidiana y a su entorno familiar.
Fujisawa nos presenta en este libro una cultura lejana para nosotros, pero plena de vida y con personajes con los que los lectores actuales se sentirán identificados gracias a una recreación detallada y realista del mundo feudal japonés.
De manera evocadora, con emoción y ternura, esta deliciosa selección de relatos nos abren una puerta a la vida en el Japón del período Edo.
Kokoro, de Natsume Soseki
En esta novela de 1914, Natsume Soseki, el más clásico de los autores del Japón moderno, despliega a partir de una inteligente estructura narrativa un poético y desolador viaje hacia la autoconciencia del protagonista, hacia una verdad moral aterradora solo revelada al final, viaje en el cual el misterioso sensei, el protagonista, arrastra a su joven discípulo de igual manera como, sutilmente, acaba arrastrando al propio lector.
La gradual intensidad de las inquietudes de este sensei, un intelectual del Japón moderno, se inserta en la situación de una sociedad cambiante en la que el individualismo y el egoísmo han reemplazado definitivamente las viejas estructuras sociales del Japón premoderno. Sus inquietudes, sin embargo, siguen tan vigentes para el hombre moderno occidental del siglo XXI como para el intelectual japonés de hace cien años.
En Japón sigue siendo un libro leído y admirado. El suicidio del protagonista de la obra en 1912, poco después del suicidio ritual del famoso general Nogi Maresuke (1849-1912), héroe de la Guerra Ruso-Japonesa, representa el fin de los viejos valores y el nacimiento del conflicto de valores opuestos que impone una modernidad, léase occidentalización, asimilada a marchas forzadas por Japón a partir de 1868.
Kokoro es la recreación penetrante y desgarradora de la complejidad moral existente en las relaciones humanas, donde hay tanto que queda sin decirse, incluso en los ámbitos más íntimos. En este sentido, los silencios de la obra, más elocuentes que las palabras, y las alusiones indirectas sirven de puente al corazón de las cosas y de las personas. Un corazón observado tanto desde la especial perspectiva de la cultura japonesa como desde la condición humana en general. Kokoro, que quiere decir precisamente corazón, es una lectura sobre el amor y la vida que se hace inolvidable por su sobria, poética intensidad.
Ella en la otra orilla, de Mitsuyo Kakuta
Sayoko, un ama de casa de treinta y cinco años con un niño de tres, empieza a trabajar para Aoi, una mujer universitaria de su misma edad y espíritu libre que tiene una agencia de viajes y un negocio de servicio de limpieza. Tímida e incapaz de conectar con otras madres en su barrio, Sayoko se siente atraída por el estilo de vida independiente de Aoi y su personalidad tolerante.
Las dos congenian desde el principio, comenzando una amistad que es para Sayoko también una reafirmación del valor de la vida. Aoi, por su parte, no siempre ha sido la persona segura de sí misma que parece ser. De adolescente sufrió bulling en el instituto y tuvo que cambiar de centro, experiencia que la marcó de tal modo que a partir de entonces se ha pasado la vida evitando el contacto con los demás. La amistad entre Sayoko y Aoi, por un lado, y las penurias de la Aoi adolescente, por otro, conforman una narrativa a dos niveles que converge en el arrebatador capítulo final.
Una novela rica en sensibilidad y en análisis psicológicos sobre la dificultad profesional de las jóvenes madres y el dolor de ser diferente en una sociedad que privilegia la uniformidad.
Hòzuki, la librería de Mitsuko, de Aki Shimazaki
Mitsuko tiene una librería de lance especializada en obras filosóficas. Allí pasa los días serenamente con su madre y Tarô, su hijo sordomudo. Cada viernes por la noche, sin embargo, se convierte en camarera en un bar de alterne de alta gama. Este trabajo le permite asegurarse su independencia económica y, además, aprecia sus charlas con los intelectuales que frecuentan el establecimiento.
Un día, una mujer distinguida entra a la tienda acompañada por su hija pequeña. Los niños se sienten inmediatamente atraídos entre ellos. Ante la insistencia de la señora y por complacer a Tarô, a pesar de que normalmente evita hacer amistades, Mitsuko aceptará volver a verlos. Este encuentro podría poner en peligro el equilibrio de su familia.
Colegiala, de Osamu Dazai
Un excepcional volumen de relatos del maestro japonés de las distancias cortas, Osamu Dazai: uno de los escritores modernos más apreciados en su país, conocido como el Dostoievski nipón, cuyo éxito corrió paralelo a una vida privada de desencuentros y tumultuosa en extremo.
Una chica joven, de familia pobre, se ve obligada a cometer un robo por amor. Una mujer mayor confiesa que una noche, muchos años atrás, se sintió fuertemente atraída por un hombre al que apenas conocía. Un ama de casa narra su sufrimiento al descubrir que su marido tiene una amante. Una muchacha narra cómo empeoró su vida tras recibir un premio literario…
Los relatos incluidos en Colegiala abordan con tremenda delicadeza y exquisitez el universo femenino y sus contradicciones: la vergüenza, el amor no correspondido, la incomprensión ante la muerte de un ser querido, la felicidad extrema o, simplemente, los pensamientos que pasan por la cabeza de una adolescente japonesa de posguerra.
La estación del sol, de Shintaro Ishihara
Violentas y sensuales, las historias de La estación del sol componen un retrato de los adolescentes japoneses en los años cincuenta, inmortalizados en su afán de rebelión inconsciente contra los códigos morales del antiguo Japón. Es una juventud que no busca una moralidad moderna y real que reemplace a la antigua, sino una antimoralidad hecha de sexo indiscriminado, brutalidad y placeres momentáneos; es la generación conocida como la Tribu del Sol.
Elogiada por Yukio Mishima, la obra se alzó en 1955 con el Premio Akutagawa, el galardón literario más prestigioso de Japón. El libro se convirtió en un bestseller, al que siguieron dos adaptaciones a la gran pantalla que consagraron a sus protagonistas como ídolos adolescentes.
La obra de Ishihara, surgida de las cenizas de la guerra, es una radiografía del boom posbélico que da cuenta de la inevitable caída de los valores tradicionales y del auge del materialismo en un mundo cada vez más acelerado.
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