Que el mundo está patas arriba salta a la vista, y que Rusia se ha convertido en un elemento desestabilizador de primer orden es una evidencia.
Pero no suelo hacer mucho caso de las noticias en lata que nos suministran los medios, y menos en esta época de fake news, manipulación global y desinformaciones interesadas —escondidas bajo una falsa pretensión de objetividad— que nos sirven cada día los medios tradicionales. Por eso me parece fundamental buscar fuentes de información alternativas, más allá de las puramente periodísticas (en fin, mejor decir «presuntamente» periodísticas) que nos ayuden a entender qué está pasando.
Y una de las mejores herramientas para entender el mundo desde dentro, para acercarse a las gentes de otros países y tratar de comprender su mentalidad, sus sensibilidades y sus puntos de vista, son los libros de viaje. Las experiencias de viajeros y viajeras que han pisado el terreno y que se han empapado de sus paisajes humanos, especialmente cuando tienen una afinada sensibilidad y una demostrada capacidad de análisis.
Este es el caso de Erika Fatland, noruega, viajera empedernida y extraordinaria conocedora de los países de la órbita rusa...
La frontera, de Erika Fatland
La frontera de Rusia es la más extensa del mundo. Erika Fatland nos acompaña a través de un viaje por catorce países que comparten frontera con Rusia, desde Corea del Norte hasta Noruega, sin olvidar un largo rodeo por el Paso del Noreste. El viaje transcurre por paisajes majestuosos y sociedades muy diferentes entre sí, que tienen una sola cosa en común: "somos todos vecinos de Rusia". Es también un viaje por la dramática historia de estas naciones, pues la cercanía a este poderoso imperio ha dejado una terrible huella en cada uno de ellas.
Como te decía, Erika Fatland es noruega, viajera incansable, profunda conocedora del mundo ruso. Pero es mucho más: habla ocho idiomas, es antropóloga social y, sobre todo, una escritora lúcida y cercana, cualidades todas que hacen del libro que te traigo hoy un testimonio indispensable para entender qué diantres está pasando con Rusia y la guerra de Ucrania.
El libro —que, por cierto, ha ganado diferentes premios y ha sido considerado uno de los diez mejores libros de no ficción desde el año 2000 según el periódico Morgenbladet— fue publicado en 2021, antes de la invasión de Ucrania, y no aborda directamente el conflicto, aunque eso es lo de menos. No pretende, ni se centra, en el conflicto bélico, pero es una ayuda inestimable para entender qué significa ser vecino de Rusia.
Estamos, queda claro, ante un libro de viaje, un absorbente recorrido por todos aquellos países que bordean al gigante ruso. Pero, más allá de las experiencias personales, de los encuentros, las conversaciones y el día a día de un viaje extraordinario, La frontera realiza un interesante análisis histórico y geopolítico de un puñado de países, la mayoría de nombre impronunciable, que viven bajo la sombra de Rusia.
Un libro ameno que nos acerca a un mundo prácticamente desconocido —o ignorado— y que nos da las claves para entender el conflicto actual —y muchos otros no tan presentes, como Corea del Norte, Abjasia, Osetia del Sur, Nagorno Karabaj, etc.— desde una perspectiva mucho más objetiva, directa y humana que la que nos venden día a día los medios occidentales, que al cabo no dejan de ser parte interesada. Por todo ello, estamos ante un libro imprescindible para ir más allá de la actualidad, para entender mejor las obsesiones imperialistas rusas y el origen de una situación que ha cambiado radicalmente la geopolítica mundial.
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