Allá por 2016, unos meses después de salir esta novela, empecé a leerla y no tardé en dejarla. Ya no recuerdo por qué, probablemente porque no era el momento para ponerme con ella, o quizá estuviera buscando otra cosa.
Poco después, el hijo de un amigo me preguntó por ella y le comenté que no había podido con ella. En realidad, me doy cuenta ahora, el que hubiera sido finalista del Premio Planeta jugaba en su contra: era una excelente recomendación... para escapar de ella. Hace mucho tiempo que no me atrae el circo del Planeta.
Este año El asesinato de Sócrates volvió a cruzarse en mi camino y decidí darle otra oportunidad. Y he descubierto lo muy equivocado que estaba.
El asesinato de Sócrates, de Marcos Chicot
Grecia, siglo v a. C. Un oscuro oráculo vaticina la muerte de Sócrates.
Un recién nacido es condenado a morir por su propio padre.
Una guerra encarnizada entre Atenas y Esparta desangra Grecia.El asesinato de Sócrates recrea magistralmente la época más extraordinaria de nuestra historia. Madres que luchan por sus hijos, amores imposibles y soldados tratando de sobrevivir se entrelazan de un modo fascinante con los gobernantes, artistas y pensadores que convirtieron Grecia en la cuna de nuestra civilización. A lo largo de las páginas de esta absorbente novela, brilla con luz propia la figura inigualable de Sócrates, el hombre cuya vida y muerte nos inspiran desde hace siglos, el filósofo que marca un antes y un después en la historia de la humanidad.
El asesinato de Sócrates es, formalmente, un thriller: una novela de acción, en este caso de ambientación histórica. Una de esas historias repletas de tensión narrativa que te arrastran, lo quieras o no, incluso siendo consciente de que juegan contigo, de que utilizan los recursos habituales en este tipo de historias: personajes enfrentados, malos malísimos y buenos excepcionales, clifhangers, emoción a flor de piel, etc. Una trama que te obliga a seguir leyendo, a empatizar con unos y a odiar a otros. Hasta aquí, la novela encantará a los enamorados de Los pilares de la tierra, por poner un ejemplo clásico.
Pero El asesinato de Sócrates es mucho más, y es en esta parte en la que radica su verdadero mérito: detrás de ella se esconde una notable investigación histórica, un conocimiento de la época muy destacable y una capacidad sobresaliente para hacerla accesible al lector que parte de un conocimiento superficial de la Grecia clásica. Marcos Chicot consigue que vivamos en la Atenas de Pericles y Socrates y refleja la guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta con gran vivacidad, logra hacer sencillo lo complejo (y este fue un período histórico de enorme complejidad) y, sobre todo, nos permite pasear por las calles de Atenas y de Esparta, que nos sumerjamos en sus vidas y su mentalidad, que veamos con nuestros propios ojos un mundo desaparecido.
Y hay algo más, un rumor de fondo nada desdeñable que invita a la reflexión: refleja, de una manera muy convincente, las debilidades y miserias de la democracia, tanto de la ateniense como de la actual: el uso de la demagogia por parte de los políticos populistas, tan común en todas las épocas, hasta el punto de que nos obliga a reflexionar sobre las grandezas y miserias de nuestro sistema político.
Estos tres elementos convierten a El asesinato de Sócrates en una excelente lectura, de la que el lector sale con la sensación de que ha visitado un mundo ya desaparecido y de que comprende un poquito mejor un periodo clave de la historia común de Occidente.
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