- Categoría: Reseñas históricas
Me imagino que te pasa lo que a mí: tú también tienes una lista de novelas históricas imprescindibles, esas que no podías dejar de leer y te hacían desear que nunca se acabaran. Son las que te vienen a los labios cuando alguien te pide que le recomiendes una lectura.
Sin embargo, organizarlas en una «lista de las mejores» no resulta sencillo: corres el peligro de olvidarte de esta o aquella o de sobrevalorar alguna que en su momento te pareció estupenda y que, quizá, no pasaría por el tamiz de una segunda lectura.
Pero, ¿quién dijo miedo? Estas son mis imprescindibles, las novelas que me hicieron soñar con otros mundos y me convirtieron en escritor de histórica.
- Categoría: Mundos literarios
¿Disfrutaste como un enano con las peripecias de John Blackthorne en el Japón de Shogún, de James Clavell? ¿Te convertiste en compañero inseparable de Derfel, el monje de las Crónicas del Señor de la Guerra de Bernard Cornwell? ¿Darías un dedo (el índice, por supuesto) por pasarte una semanita con Adso y Guillermo de Baskerville en la biblioteca de El nombre de la Rosa de Umberto Eco? Pues no le des más vueltas: estás enganchado a la novela histórica. Es preocupante, lo sé, a ver cómo le explicas a tu pareja que en realidad lo que tú querrías es agarrar bien el hacha de combate y ponerte a dar mandobles en un muro de escudos en vez de pasarte el mes de agosto torrándote en la playa de Benidorm cual sardina por San Juan. En fin, hay cosas que son un poquillo complicadas, pero si quieres matar el gusanillo aquí tienes cuatro blogs imprescindibles para estar al día en esto de la novela histórica. Eso sí, cuidadito que enganchan, después no me vengas con reclamaciones...
- Categoría: Otras reseñas
Novela, otra vez. Después de meses sin encontrar una que fuera algo más que un mero pasatiempo, me topo de golpe con Deseo de ser punk, de Belén Gopegui. Primera incursión en su obra, y no será la última: me he quedado con un estupendo sabor de boca.
Deseo de ser punk es una obra de estructura aparentemente sencilla: el monólogo en forma de carta de Martina, una adolescente que, tras la muerte del padre de una amiga, se enfrenta a su particular proceso de crecimiento y maduración. Hasta aquí, nada nuevo: se trata de una novela de aprendizaje entre otras muchas. Ni siquiera suceden grandes cosas, solo el día a día de Martina, sus pensamientos, sus preocupaciones, su deseo de encontrar un lugar (y una música) que la definan.
Y, sin embargo, es mucho más. Por fortuna, no leí esta novela: la escuché.
- Categoría: Mis otros viajes
Aunque hoy nos parece tan común que apenas le damos importancia, la sal fue a lo largo de la Historia un bien tan escaso como demandado, un verdadero oro blanco capaz de desencadenar guerras y provocar revoluciones. Durante siglos, la sal fue objeto de deseo, comercio y contrabando. Era fundamental para la alimentación humana y animal y para la conservación de los alimentos.
En la actualidad, las salinas de Ulló, al fondo de la ría de Vigo, pasan casi desapercibidas, un remanso de paz en un ría repleta de ajetreo. Sin embargo, este rincón fue durante siglos uno de los corazones económicos de la ría, el lugar del que se extraía la sal que permitía transportar la principal riqueza de la zona, el pescado, hacia el interior.
¿Todavía no conoces este apacible lugar? Pues déjame que te cuente...
- Categoría: Reseñas viajeras
Si te gusta el mar, si te apasionan los barcos, seguro que más de una vez has soñado con dejarlo todo y largarte con viento fresco a realizar una gran travesía, cruzar el Atlántico o, ¿por qué no?, dar la vuelta al mundo.
A mí me ha pasado. Me encanta el mar y más de una vez he fantaseado con la idea de escaparme a la aventura, ya fuera en una goleta de tres palos o en un paquebote mercante por África, qué más da. Probablemente nunca lo haré, pero la ilusión no me la quita nadie.
Por eso, cuando me encuentro con un tipo con Robin Lee Graham, bebo sus páginas con delectación, hasta la última gota... de agua de mar.
En 1965, Robin Lee Graham, con dieciséis años, se embarcó en un balandro de 24 pies (unos siete metros) en la localidad californiana de San Pedro para cumplir su gran sueño: dar la vuelta al mundo. Cinco años después, tras recorrer 33.000 millas náuticas (unos 60.000 kilómetros, ahí es nada) a través del Pacífico y el Índico, dar la vuelta a África, cruzar el Atlántico, atravesar el Canal de Panamá y visitar las Galápagos, regresó a casa con una esposa, una muchacha californiana que conoció en las islas Fidji, y una hija.